El pasado domingo pasamos una divertida jornada educativa de la mano de Historiactiva. El taller teatralizado, que llevaba como título "Letras, dragones y códices medievales" giraba en torno a la historia y práctica de la caligrafía medieval, la vida de los monjes y la cultura de la época.
El Padre Eusebio comenzó mostrándonos un pergamino auténtico y explicándonos su fabricación y uso.
Después, nos contó cómo creaban los monjes los códices medievales a partir de pergamino, y cuánto tiempo tardaban en completarlos.
Nos enseñó la perfección y el cuidado con el que los monjes escribían los códices, sin apenas cometer errores, tomándose la actividad como un momento de rezo y relajación.
Nuestros alumnos intentaron encontrar errores, pero no lo consiguieron, tal era el detalle y esmero que ponían en su realización.
Parte de la creación de los códices incluía detalladas ilustraciones de monstruos y bestias de todos las clases y colores.
Adivinaron los animales de casi todas las ilustraciones que el padre Eusebio les enseñó, y aprendieron aquellas que les eran nuevas.
A continuación, nos contó cómo escribían los copistas las letras que utilizamos hoy en día, y nos explicó el origen del idioma castellano en España.
Además de los códices, en la época se crearon los primeros mapas del mundo, siendo al principio sencillas pero detalladas representaciones basadas en lo que narraban los libros que leían los monjes, y terminando por ser por más exactos, desarrollados a partir de los conocimientos y descubrimientos de los marineros.
Aprendimos cómo deben interpretarse y entenderse los cantares de aquel entonces, como "El Cantar del Mío Cid", que el padre Eusebio interpretó de dos maneras diferentes para hacernos ver cómo era representado en aquel entonces. También pudimos ver un calendario de la época, en el que se representaban los meses con las ilustraciones de las actividades que realizaban durante los mismos (cosecha, siembra...), y una sopa de letras para monjes.
Llegó entonces el momento de vivir la auténtica experiencia: escribir como los copistas. Todos recibieron un alfabeto con el que practicar la escritura de sus propias letras.
Se pusieron manos a la obra y comprobaron cómo variaba el trazo dependiendo de la pluma, de la cantidad de tinta, o de la dirección del mismo.
Acompañados de música medieval, todos se sumergieron en un momento de relajación y experimentación.
Después de practicar, pudieron completar su propio pequeño códice, en el que también pudieron colorear ilustraciones de los monstruos y bestias que habían visto previamente.
Os agradecemos a todos vuestras ganas y entusiasmo, ¡y esperamos veros en la próxima!